LA MLB, EL SUEÑO AMERICANO Y EL PRIMER MEXICANO EN GRANDES LIGAS
- Israel Paz
- 14 dic 2021
- 11 Min. de lectura
In principium erat Verbum. (Juan, I 1-3)
Ser el primero en algo es dos cosas a la vez o en diferente forma: ser el mejor o ser pionero. Ser el verbo, es algo que se reserva para la filosofía, la filología y la teología. No sabemos, por ejemplo quién fue el primero en lanzar una pelota de béisbol, o quién es el mejor pelotero: difiero mucho de que Mike Trout[i], el jardinero central de los Angelinos lo sea, pero así fue considerado por mucho tiempo y actualmente Shohei Ohtani, el primer pitcher que rebasó los 46 home runs demuestra mucho más talento a la hora de batear, correr, lanzar o incluso fildear que su compañero de equipo. Después que Babe Ruth (quien a su vez es considerado como el mejor jugador histórico y primero en rebasar los 700 home runs de por vida), lo hiciera en sus temporadas con Boston conectando sólo 29 home runs en 1919 y abriendo juegos para Red Sox, no ha habido un jugador en la liga profesional de béisbol de los Estados Unidos de Norteamérica que sea tan completo. En lo personal, y más allá de los peros y objeciones que se puedan hacer, creo que puedo decir que el mejor bateador de la historia es Barry Bonds, además de gran jugador en otros ámbitos: el mejor jugador de la historia del béisbol es casi tan imposible de nominar como el primer jugador de este deporte o si primero fue Dios y después el verbo o viceversa.

Sabemos también que el primer jugador negro jugando en la Major League Baseball fue Jackie Robinson debutando para los Brooklyn Dodgers el 15 de abril de 1947[ii]. Pero la historia es distinta y muchas veces aunque fija en el tiempo cambia su narrativa y mientras más se voltea a los orígenes, mientras más se excava y se escudriña en los datos y las reliquias se esmeran por salir al aire, se revisa en las viejas fotos o escritos, más se descubre y las ruinas se erigen nuevamente como monumentos en sus mejores tiempos: hoy en día sabemos que el primer afro-americano en jugar ligas mayores fue Moses “Fleet” Fleetwood Walker, un ohiense de Mount Pleasant que jugó para los Toledo Blue Stockings (donde podemos situar a los antecesores de los hoy Pájaros Azules de Toronto ‑ el primer equipo fuera de los Estados Unidos de América en ganar una serie mundial y tener un estadio con pasto artificial y un domo contraíble para no sufrir por las inclemencias), cuando las calcetas de los equipos no eran ni blancas ni rojas si no azules, las ligas estaban separadas (o no existían siquiera).
De acuerdo con el portal de Forbes[iii], revista especializada en economía y finanzas que se publica en Estados Unidos y varias partes del mundo, en el 2018 27% de los jugadores en Grandes Ligas no habían nacido en Estados Unidos. El fenómeno migratorio es, ha sido y será siempre una moneda de cambio para explicar, justificar, exaltar, denigrar, juzgar e interpretar nuestra realidad. No sabemos quién fue el primer hombre en ser considerado inmigrante, pero sí está dado por un hecho que la población originaria en América cruzó el estrecho entre Asia y el norte de Alaska para venir a un continente virgen; se dice y se rumora que fue Cristóbal Columbus (Colón) el primer europeo que llegó a Santo Domingo (lugar con otro nombre de origen) para invadir el continente después llamado América en honor a un aventurero italiano (aunque muchas teorías apuntan que anteriormente había habido otros arriesgados del viejo continente que vivieron en estas tierras). Si comparamos la movilidad de la población, y su diversidad hoy en día la idea de globalización ya lejanamente puede limitarse a lo económico y los tratados de libre comercio o a la búsqueda de una nueva India: incluye el talento, la habilidad nata de la población latina y asiática, principalmente, no sólo para jugar béisbol, sino que también para desarrollar avanzada tecnología en todos los aspectos de la ingeniería y las comunicaciones. El béisbol de Grandes Ligas y la tecnología se juega y se despliega con muchos idiomas hoy en día. México por su situación histórica, geo-política y como paradigma, por compartir frontera con el país más poderoso del mundo y servir de instrumento y laboratorio siempre es un buen comienzo para el análisis de muchos fenómenos sociales y culturales, económicos, políticos, históricos, artísticos y culturales. ¿Por qué no también deportivos? El soccer en México es el deporte de conjunto con mayor seguimiento y casi el total de la población es aficionado, le sigue el béisbol que es practicado en toda la república por la mayor diversidad de la población, seguido del básquetbol y el fútbol americano. En los últimos tres, México ha tenido destacados atletas y es singular que se de este fenómeno dado que son deportes de la mayor atracción y que representan una innumerable riqueza cultural y económica para los Estados Unidos (de América). Sólo como dato, en el Fútbol ‘Americano’ (así, entre comillas), México ha demostrado ser una potencia a nivel colegial con hegemonía de años. El box se cuece aparte.
El fútbol soccer primero, y quizá el béisbol después, han abierto sus campos de las mejores ligas del mundo a los inmigrantes para enriquecer y elevar su nivel ni más ni menos. En una publicación recienten (https://swingcompleto.com/martin-dihigo-pelotero-cubano-mas-completo-grandes-ligas-211209/) leo con emoción quién es considerado el mejor pelotero cubano de todos los tiempos y el primer pelotero cubano exaltado al salón de la fama en 1977, después de su muerte. Se dice que Dihigo lanzó el primer juego sin hit ni carrera en la historia de la Liga Mexicana de Béisbol[iv]. Uno de los países más avanzados en cuanto a desarrollo médico y deportivo es la isla: y a mi parecer es donde mayor talento beisbolístico nace y pasa desapercibido por su restricción a la Gran Economía. Caso similar en México, ha habido peloteros que solamente no son convocados a las grandes ligas a pesar de su habilidad para el deporte, por restricciones que da la prensa ‘especializada’, y desde un escritorio se decide si se les da o no una oportunidad en la Gran Carpa.
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La construcción histórica y cultural nos remonta al principio siempre. La deconstrucción nos invita a romper esa barrera imaginaria de los orígenes y nos sitúa en la aporía del huevo y la gallina: ¿ es Beto Ávila[v], el primer latino en ganar el Champion Bat en la MLB? Sí. Ávila demuestra que cuando hay talento no importa el país de dónde vienes, ni el nivel de tu liga, si aprendes a jugar contra los mejores terminas convirtiéndote en uno. ¿Es el originario de Veracruz el primer mexicano en jugar para las Grandes Ligas en el desaparecido Indians de Cleveland? No; por el camino habían pasado varios mexicanos por derecho o por ley que habían jugado en las entonces diferentes asociaciones y ligas que constituirían primero una agrupación nacional de jugadores, jugando para equipos que competían regionalmente que luego constituyeron las Liga Nacional y Americana para formar la Major League Baseball (MLB) finalmente[vi].
La llegada y el paso de Mel Almada, Baldomero “Melo” Aldama Quiroz (o Quirós), es en parte similar a la que obliga a varios mexicanos a migrar a los Estados Unidos, y por otro lado es particular y diferente, no exenta de drama y desgracia. Una corta carrera de 6 años y un desempeño regular casi bueno y yo diría que por encima del average marcaron su paso en la MLB que en 1939 luego de haber firmado con los New York Giants terminó debido a una lesión en una caravana: mi teoría apunta más a una lesión jugando en alguna liga menor durante el descanso de invierno de la MLB, aunque esto sólo queda en hipótesis tan fundamentada como una segunda basada en la discriminación dada la escases de datos y su súbita desaparición de las estadísticas[vii].
La violencia de la Revolución Mexicana estallada en 1910, la traición y ambición política, la enfermedad del compadrazgo, el delirio de conquista y poder, y el incipiente tráfico legal e ilegal de mercancías llevó a la familia Almada Quirós a radicar en California, Estados Unidos, donde el niño de dos años, prácticamente se formó, creció y asimiló la vida norteamericana desde su corta infancia; aunque en sus propias palabras dijo para el Arizona Daily Star que nunca había sufrido discriminación en el béisbol durante su carrera siempre encontraba a gente en el bar que le gritaba, “Hey, you goddamned Mexican…what makes you think you can act like an American?”[viii](Traduzco literaria y culturalmente: ¡hey tú. pinche mexicano, ¿qué te piensas actuando como norteamericano?!).

Pero la parte diferente de la historia de Mel Almada nos lleva a el mexicano que no comparte la característica de haber llegado a los estados unidos en busca de mejores condiciones de vida y elevar el orgullo nacional destacando en alguna disciplina mejor reconocida y remunerada que en su país natal sin ser whitemexican. Si bien Baldomero nació en Huatabampo, Sonora, fue de familia inmensamente adinerada y con conexiones políticas que mantuvo hasta el final de su vida dirigiendo equipos de la liga Mexicana del Pacífico, participando activamente de la política confusa de la post-revolución e incluso actuando como extra y papeles secundarios en Hollywood para la Warner Brothers y Fox[ix] e incluso incursionando en la música[x]. Para ir más lejos, antes de su debut como big leaguer el entonces cónsul, Alejandro V. Moreno, y la hermosa actriz mexicana Rosita (Rosira) Moreno le obsequiaron cuando era jugador de triple A, una pelota de béisbol de oro puro. Algún publicista de la época, o los diarios y la radio debieron elaborar su eslogan, “¡Viva Almada!” que en los 80’s resurgiría en el cine mexicano con actores de época. Almada también o tampoco a diferencia de muchos mexicanos que han jugado en grandes ligas, no comenzó a prueba, y para entonces, en 1933 alcanzó la jugosa cifra de $40 mil dólares anuales por contrato con los Medias Rojas.
Algo más diferencia a la familia Almada Quirós del resto aletargado de la clase inmensamente adinerada que se adueñó de México: ellos fueron activos en los ámbitos que dan poder: la explotación del trabajo de las masas (economía activa) y la política. Cuando se mudan a California lo hacen con el respaldo de una fortuna del tamaño de una nación como Bélgica y con el nombramiento de Baldomero Almada padre como cónsul en el reciente añadido estado de California a la economía de la Gran Potencia en ciernes. En ese entonces, la estructura de lo que sería más tarde la MLB ya estaba basada y fijaba sus ojos en los colegios; no obstante Mel Almada necesitó de la ayuda de su hermano para firmar con los Seattle Indians, y seguramente la posición política y económica de su familia ayudó suficiente para que finalmente Mel Almada debutara en 1933 con los red Sox Boston tras haber bateado 323 en Triple A (311 en otra fuente)[xi]y [xii]. Una de las objeciones más notables que dio la gente de pantalón para debutar a Mel Almada en grandes ligas siempre fue su lack of power, falta de dar batazos espectaculares, y en efecto, Mel Almada sólo conectó 15 Home runs, impulsó 197 carreras y anotó 363: nada mal para alguien que regularmente venía de la banca y pasaba la mayor parte de los juegos como espectador; de hecho si comparamos sus 2483 turnos al bat y su 284 de porcentaje de por vida contra por ejemplo un contemporáneo inducido al salón de la fama de nacimiento estadounidense o contra el siguiente hito mexicano en la Gran Carpa, los números no son nada malos. Beto Ávila, Champion Bat, tuvo 4620 turnos al bat, 281 de porcentaje de por vida, 80 Home runs, en 1300 juegos contra 647 del de Sonora: Escasa participación para forjar el nervio, y que sin embargo da una idea de la fortaleza mental que tenían o deben tener los de México o cualquier otro país para sobresalir en Grandes Ligas.
De las pocas temporadas que el mexicano vio como jugador regular dejó una marca de 290 de porcentaje de bateo y 20 bases robadas en 1935 jugando 151 juegos para los Medias Rojas (comparado con su mejor récord en triple a de 328 y 30 robadas, es notable)[xiii]. En esta misma época dejó datos para la historia: bateó el último hit que Babe Ruth permitió como pitcher. Enfrentando a la leyenda, Baldomero recetó tres hits al que jugaba para Nueva York aquel primero de octubre. La historia es confusa. Me inclino a 1933, ya que es el dato más consistente que hay del último año que Babe Ruth lanzó juegos como abridor, quien, a su vez para su récord, dio su último Home run como pitcher.

Mel tiene otros récords, como ser el primero en 1937 en haber anotado 9 carreras en doble cartelera mientras estaba con los Senadores de Washington[xiv] enfrentando a San Luis; y para el siguiente año lideró la Liga Americana en sencillos conectados por aquellas fechas. Con toda la falta de elementos, las referencias anacrónicas y subjetivismos que puede haber en la afirmación de Billi Nowlin, con más oportunidad o valga el anglicismo, chance, Mel hubiera sido el Suzuki de aquella época dada su sobresaliente habilidad para conectar con el bat, su potente brazo y su indiscutible habilidad de atrapar la pelota, así como su velocidad en las piernas: conectar hits era añadidura y que no fueran Home runs un pretexto (ix). Traspolando esta idea en el béisbol hoy en día vemos a un Altuve con la misma fuerza proporcional de un Aaron Judge, bateando casi igual de cuadrangulares con una fuerza similar en el brazo y corriendo a la misma velocidad: sólo que uno es más productivo y durará más años en el mismo nivel que el otro: uno tiene más publicidad que el otro; y a uno se le juzga mientras al otro se le deja ser juez.
Baldomero pasó a cambiar sus medias y fue “Senador” de la capital de Estados Unidos, bateando al final de la temporada de 1937 con 297 de promedio , 91 carreras y 26 dobles; el siguiente año haciéndolo mucho mejor con 311 de bateo, 97 impulsadas 101 carreras anotadas y 29 dobletes, además del ya mencionado récord de 9 carreras anotadas en un doble juego. Otra hazaña fue la de haber conectado 54 hits en 56 juegos, sólo debajo que ni más pero no menos del récord de DiMaggio de 56 juegos seguidos bateando por lo menos un hit[xv]. Si bien sus números ofensivos comenzaron a decaer tras pasar por los Cafés de San Luis en el 38 y finalmente pasar a los Dodgers de Brooklyn (ironías de la vida y de la historia) para después ser firmado por los Gigantes per nunca poder regresar a grandes ligas después de 1939.
La teoría de que Baldomero (Melo) se haya lesionado irremediablemente para jugar béisbol durante el invierno de 1938 cae cuando vemos algunos datos: en 1938 George McQueen bateó 197 hits en la temporada, los mismos que Almada: sólo el gran Vinicio Castilla ha superado esa cantidad de hits para un mexicano en grandes ligas cuando jugando para Colorado lo realizó en 1998[xvi]. Su problema fue el promedio que levantó a 244 cuando el pelotero al que reemplazó, Sam West, estuvo bateando arriba de 300 las dos temporadas previas. San Luis es, ha sido y será un estado conservador incluso al ovacionar a Pujols, el mejor bateador latino de todos los tiempos hasta ahora. En ese 1938 Almada se vio envuelto en un juego de pretemporada en una pelea que quizá le costó su carrera de grandes ligas: después de que el mexicano hubiera bateado un Home run para los Washington Senators, un conocido de la infancia, Mickey Owe, gritó algo desde la banca de los Browns, lo que encendió la mecha para una trifulca en la que los dos provenientes de California se liaran golpes y fueran expulsados del partido. Después del incidente, durante la temporada, la prensa arremetió conta el mexicano, contra toda lógica catalogándolo de ‘una colosal broma como bateador’, o diciendo: ‘cuando batea, no hay nada detrás de su swing’. Conocemos la historia. En 1939 Melo reportó su lesión y jamás regresó a grandes ligas a pesar de haber firmado con los de Brooklyn.
En adelante Baldomero se dedicó a jugar ligas de ascenso, el cine, la política, la música y el comercio que probablemente involucraba a las incipientes ramas de la fayuca (importar artículos de baja calidad desde Estados Unidos) y el trasiego de drogas y alcohol como de influencias, intercambios y favores políticos. Melo alcanzó varios puestos gubernamentales, en ambos países y siguió jugando pelota a buen nivel sin ver un nuevo contrato de grandes ligas nuevamente.
[i] https://www.espn.com/mlb/story/_/id/31141516/the-five-players-pass-mike-trout-mlb-best-player-season [ii] https://theundefeated.com/features/moses-fleetwood-walker-was-the-first-african-american-to-play-pro-baseball-six-decades-before-jackie-robinson/ [iii] https://www.forbes.com/sites/stuartanderson/2018/04/27/27-of-major-league-baseball-players-are-foreign-born/?sh=1c4fa2bc7712#:~:text=The%20Dominican%20Republic%20has%20the%20most%20foreign-born%20Major,Brazil%2C%20Nicaragua%20and%20Panama%20have%203%20players%20each. [iv] Cooperstown Hall of Fame Players, Publications International, LTD, Paul Adomites et alli, 2007, p148. [v] Herrera, Rafa, .Beto Ávila: Primer campeón de Bateo nacido en Méxicoy Latinoamérica,, Historiomania. https://www.youtube.com/watch?v=k36qRVtdImM, [vi] Cooperstown…, p.16. [vii] https://www.baseball-reference.com/bullpen/Mel_Almada [viii] Burgos, Adrian Jr. Playing America’s Game: Baseball, Latinos, and the Color Line. Berkeley: University of California Press, 2007. [ix] Nowlin, Bill., Mel Almada, https://sabr.org/bioproj/person/mel-almada/ [x] https://sabr.org/bioproj/person/mel-almada/ [xi] Hernández, Lou: "Mel Almada: The First Hispanic to Homer at Several Historic American League Stadia", in Stuart Shea, ed.: North Side, South Side, All Around Town, The National Pastime, Society of American Research, 2015. [xii] Alamillo, José M. “Peloteros in Paradise: MexicanAmerican Baseball and Oppositional Politics in Southern California, 1930 to 1950.” In MexicanAmericans and Sports: A Reader on Athletics and Barrio Life, edited by Jorge Iber and Samuel Regalado. College Station: Texas A&M University Press, 2007. [xiii] https://www.baseball-reference.com/bullpen/Mel_Almada [xv] https://en.wikipedia.org/wiki/Mel_Almada [xvi] Nowlin, Bill…
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