BÉISBOL BORICUA Y LA BÚSQUEDA DE LA INDEPENDENCIA
- Rafael Herrera Paz
- 4 ago 2021
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 2 oct 2021
Desde 1898 cuando Puerto Rico fue ocupada por los estadounidenses tras la guerra contra España, su historia no ha sido fácil; un constante ir y venir, y siempre sujetos a Estados Unidos. Desde ser un protectorado, hasta una colonia y ahora un Estado Libre Asociado, la realidad es que la dependencia de la isla boricua al Imperialismo Yanqui es más que evidente. Han existido distintas luchas y personajes a favor de su independencia y soberanía que son auténticas historias de dignidad y orgullo boricua, y el deporte no es la excepción, en especial su deporte nacional: el béisbol.

Hablar del béisbol boricua es hablar de pelota de alta calidad, cuatro puertorriqueños han ingresado al Salón de la Fama de las MLB en Cooperstown, que es el máximo reconocimiento otorgado a cualquier pelotero en Estados Unidos. Además, es uno de los de los países con mayor número de beisbolistas en las MLB y es vanguardia latina en el Rey de los Deportes.
Pero hablar del béisbol boricua va más allá del diamante. Este deporte tiene gran impacto en la sociedad puertorriqueña y en toda Latinoamérica. Distintos jugadores han sido emblemáticos en su lucha por la igualdad racial o la independencia de su país; sin embargo, de todos ellos sobresale uno: ROBERTO CLEMENTE.
Nació en San Antón de Carolina en 1934 y se convirtió en beisbolista profesional a los 17 años de edad. Al inicio con los Dodgers de Brooklyn pero casi de inmediato fue traspasado al equipo en el que jugaría toda su carrera, los Piratas de Pittsburgh.
En sus primeros años de carrera tuvo muchas dificultades para encontrar su nivel, inclusive en las estadísticas vemos que de 1955 a 1959 solamente en una ocasión pudo subir de los 300 de porcentaje de bateo, que es la cifra que marca la calidad del bateador. Además tuvo varias lesiones que impedían que tuviera la continuidad que todos esperaban de él. Sin embargo desde 1960 hasta su último año en 1972, solamente un año bajó de los 300 de bateo, esto en 1968 que se quedó en .291.
Durante esos doce años, Roberto Clemente se convirtió en uno de los mejores jugadores en la historia de las MLB; ganó 4 títulos de bateo, ganó doce guantes de oro, que es el premio al mejor jugador a la defensiva en cada posición, y en su último partido llegó a los 3000 imparables. Su calidad era una mezcla de inteligencia, habilidad para batear hits o jonrones y en la defensiva uno de los brazos más fuertes que se hayan visto. Realizó varias jugadas que hoy se siguen admirando y sin duda, fue el líder de los Piratas en esos años que consiguieron dos campeonatos. En 1960 contra los Yanquis de NY y en 1971 contra los Orioles de Baltimore, en aquella serie mundial, Roberto Clemente fue elegido como el Jugador Más Valioso.

Sin embargo, su carrera fue exitosa pero nada fácil. Es de destacarse que los Piratas de Pittsburgh contrataban a pocos beisbolistas afroamericanos y latinos a quienes tenían segregados en los vestidores y camiones. Inclusive la afición del equipo no estaba muy contenta con Clemente durante sus primeros años de carrera porque decían que era un jugador que se lesionaba mucho y eso ocasionaba que, al inicio, el público tuviera muchas muestras de desagrado contra él.
Sin embargo, poco a poco el jugador boricua fue ganándose el cariño de la gente y convirtiéndose en uno de los mejores jugadores de las MLB. Aún así, fue víctima constante de agresiones racistas tanto en los medios de comunicación como en el terreno de juego. Por ejemplo, los reporteros se burlaban de su acento latino al hablar inglés, a lo que él respondía hablando español en algunas entrevistas para demostrar su orgullo boricua. Aficionados de otros equipos le gritaban constantemente frases para humillarlo por su origen caribeño y algunas ocasiones lo provocaban violentamente. Pero su respuesta iba más allá de su extraordinario juego, Clemente se convirtió en una de las figuras más reconocidas en la búsqueda de la independencia de Puerto Rico y siempre destacó con sus acciones altruistas.
En el último partido de la temporada de 1972 conectó su hit número 3000 que es una de las cifras más emblemáticas en el béisbol profesional por su dificultad en alcanzarla. Nadie imaginaría que ese sería su último partido de su vida. El 31 de diciembre de 1972, Roberto Clemente viajaba en una avioneta hacia Nicaragua con ayuda humanitaria a las víctimas del terremoto del 23 de diciembre de ese mismo año, que destruyó Managua, la capital nicaragüense. El pelotero boricua ya había mandado ayuda humanitaria días antes, pero no confiaba que el gobierno de Somoza la repartiera justamente así que decidió ir personalmente para realizar el acto. Su avioneta cayó y ahí murió uno de los peloteros más emblemáticos en la historia de las MLB; hay quien afirma que el mismo Somoza saboteó la avioneta. Lo que sí es seguro, es que las MLB inmediatamente comenzaron a homenajearlo: ingresó al Salón de la Fama justo después de su muerte, sin tener que pasar con el periodo de años reglamentario, y hoy existe un reconocimiento que lleva su nombre que se otorga al pelotero con mayor labor social. En Pittsburgh existe el día de Roberto Clemente y retiraron su mítico número 21; además un puente que lleva al estadio de los Piratas lleva su nombre.
Tanto en Pittsburgh como en Puerto Rico, Roberto Clemente es una gran figura que va más allá del diamante y existe una gran admiración y respeto hacia él.
Una anécdota de su muerte es que muchos jugadores querían acompañarlo en ese vuelo y él se negó; uno de ellos se llama Tom Walker, quien era un novato de los Expos de Montreal. Es de destacarse que el hijo de Tom, Neil, se convirtió muchos años después en uno de los mejores jugadores de los Piratas de Pittsburgh; sin saberlo, Clemente salvó la vida de los dos. Neil Walker también fue un jugador muy querido por la afición pirata.
Más allá de su legado deportivo, el espíritu de Clemente permaneció en el beisbol boricua, jugadores como Roberto Alomar, Iván Rodríguez, Carlos Beltrán, han manifestado en muchas ocasiones su orgullo boricua y admiración por Clemente. Pero, quizá cuando se hizo más evidente su legado social fue el 15 de marzo del 2013 cuando en el Clásico Mundial de Béisbol, Puerto Rico eliminó a USA en la ciudad de Miami. En las tribunas se podían leer letreros apoyando la Independencia de Puerto Rico, imágenes que inmediatamente fueron censuradas por las cadenas televisivas estadounidenses.
Todo eso y más es lo que representa ROBERTO CLEMENTE, gran beisbolista y luchador social.
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